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CROQUETAS DE PUERRO, CEBOLLA Y PASAS

Esta mañana he visto en la nevera un puerro triste y solitario que estaba pidiendo a gritos ser cocinado. También tenía una cebolla medio deprimida y se me ha encendido la bombilla de repente. Hacía días que tenía antojo de croquetas pero siempre me da mucha pereza ponerme con ellas por el laborioso proceso de preparación, así que he decidido hacer una cantidad pequeñita para la comida de hoy y  el montaje ha sido cuestión de 15 minutos. Aunque si tu eres un croquetero en potencia te aconsejo que prepares más cantidad y las congeles. Te llevará un rato pero es realmente sencillo, lo único que debes tener en cuenta es que la bechamel necesita mimos y mucha atención, pero una vez que le pillas el truco es muy fácil. Para mi lo más efectivo es tener la leche caliente antes de comenzar, es un punto clave para que no se formen grumos y queda estupendamente! Además he estrenado unos platos cuadrados de pizarra que me ha regalado mi hermana estas navidades 😀


INGREDIENTES PARA 14 CROQUETAS


En primer lugar limpia y trocea el puerro y haz lo mismo con la cebolla. Yo he pasado estas verduras por la trituradora pero puedes hacerlo con cuchillo intentando que los tropezones queden lo más pequeños posibles. Viértelos en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva y sofríe hasta que pochen, añade medio vaso de vino blanco y las pasas y sigue cocinando a fuego bajo hasta que reduzca el alcohol. Salpimenta al gusto, retira del fuego y reserva.

Antes de comenzar a hacer la bechamel calienta a parte la leche sin que llegue a hervir (este paso debes hacerlo justo antes de comenzar a hacer la pasta de bechamel). En una cazuela vierte la margarina y deja que se derrita a fuego muy bajo, cuando esté líquida ves añadiendo la harina y remueve suavemente durante unos segundos, no dejes que la harina se queme, si es necesario retira del fuego y sigue removiendo. Cuando la harina y la mantequilla estén bien integradas ves echando la leche caliente poco a poco sin dejar de remover con una cuchara de madera o barilla. La consistencia de esta bechamel debe ser densa y espesa para que podamos hacer las croquetas sin que se deshagan, así que no te pases con la leche. Si ves que te queda muy líquida añade un poco más de harina (también poco a poco y sin dejar de remover para que no te queden grumos). Cuándo tengas la consistencia deseada añade sal, pimienta y nuez moscada y agrega el sofrito de verduras. Mezcla todo bien y deja reposar hasta que enfríe. Una vez frío guarda la pasta en la nevera al menos un par de horas.

Pasado este tiempo podemos empezar a montar las croquetas. Prepara un plato limpio, un plato con pan rallado, otro plato hondo con un huevo batido y un último plato con un poco de harina. Ves montando bolas del tamaño de una nuez con las manos bien limpias. A mi me gusta hacer las croquetas con forma circular y pequeñitas, cuanto menor sea el tamaño menos aceite debes utilizar en la sartén. Reboza cada bola con un poco de harina, pásala por huevo y por último por pan rallado. Cuando tengas todas tus croquetas montadas fríelas en una sartén con aceite muy caliente. Yo primero las dejo un minuto a fuego alto por ambas caras y después bajo el fuego y sigo cocinando otros 4-5 minutos, de este modo no se dora demasiado el pan rallado y quedan bien hechas por dentro.

Yo he acompañado mis croquetas con una sencillísima salsa de pepino y unas patatas dulces horneadas con pimentón. Para realizar la salsa coloca en un recipiente de batidora medio pepino pelado y troceado, medio diente de ajo, sal, una pizca de hierbabuena, media cucharada de miel y un chorrito de aceite de oliva virgen extra, bate todo bien y añade un pelín de pimienta en polvo. Sirve tus croquetas calientes con un poco de salsa, decora con pasas, semillas de sésamo y orégano silvestre y a disfrutar!